El origen del rio guaitara
En
un guaico de la región de huntallacta, habitada por familias de la población
quillacenca, vivía la familia de los guitaros, aferrados a la tierra que
explotaban en pequeñas parcelas y recolectaban frutos silvestres para su
alimentación.[cita requerida]
Estos
originaios adoradores de ídolos de la naturaleza como la ñucallacta (madre
tierra) intiguasy (sol), nunca pensaron que a su región le “llegarían los malos
tiempos”, siendo por entonces atacados por clanes de otras regiones de las que
hacía mucho tiempo no tenían mayores datos; tal vez fue en los tiempos de la
invasión inca a la región del Pilcomayo. Se llenaron de pavor cuando esto
ocurrió, sintieron su mundo derrumbarse creyendo que los cencas del chota,
caníbales, guerreristas crueles, descendientes de los incas de tiuantisuyo,
habían llagado a exterminarlos. Al saberse de la gran cantidad de intrusos
armados decidieron huir, no tuvieron tiempo para organizarse, se desparramaron
por un desfiladero al Yunguita camino de Ancoya y Sandoná.[cita requerida]
Fueron
perseguidos, apresados, obligados a trabajar la tierra como esclavos, subyugada
su libertad y tranquilidad. Entre los prisioneros cayó su cacique Guaitara, que
se decía era un hombre gran trabajador, rudo pero insigne defensor de su
pueblo.[cita requerida]
EL
Guaitara, rendido y humillado por los implacables incas, mantenía la mirada
vaga hacia el Sol, le vieron triste y que su vida se apagaba lentamente, las
noches se le volvían negras, nubladas y lluviosas lo que lo llevó a profunda
tristeza, lo embargó la impotencia al no poder defender a su pueblo, lloraba de
manera incansable y copiosa sin que los suyos pudieran hacer algo para
rescatarlo, no contó con la piedad de los invasores que se dedicaron a colonizar
sus tierras.[cita requerida]
En
el lugar de cautiverio su llanto era tan profuso que de sus ojos salían
riachuelos que al juntarse sobre su colérico y agitado pecho formaron un río
que bajó como fuente inagotable, rugiente y tormentosa como clamando
venganza.[cita requerida]
Ese
río es el mismo Guaitara, cuyo caudal se creció como en temporal de invierno.
Río en el que la propia mirada del indio se desvaneció sin esperanzas, su
cuerpo languideció, perdió las energías y se dejó llevar en sus propias aguas
hasta llegar al Pilcomayo donde formó un remolino que lo impulsa hasta el mar
donde logró ganar su libertad para nunca más volver. Los guerreros incas
invasores jamás lo volvieron a encontrar.[cita requerida]
Esta
rebeldía parece ser la que lleva años después a que sus descendientes GUAYROS,
(indios de Guaitarilla) reconocidos por su espíritu indómito afloraran un 18 de
mayo, todo ese caudal de rebeldía liderados por Francisca Aucu y Manuela
Cambal, para protestar contra los extraños Clavijo.

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